jueves, febrero 23, 2006

Ríos, conductas e Historia

El Uruguay, dijo Aníbal Sampayo , no es un río: es un cielo azul que viaja... El nombre viene del guaraní, especie de 'lengua franca internacional amerindia' de la que otros pueblos como los charrúas (dicen quienes saben de estas cosas) tomaban términos prestados. El guaraní es uno de esos idiomas amerindios silábicos y medio tramposos para quienes no estamos habituados a algunas de sus sutilezas: la acentuación de las palabras modifica frecuentemente la comprensión de los términos que se componen con ellas. Así, tiempo atrás, leyendo a un historiador de la Banda Oriental llamado Gonzalo Abella, me vine a desayunar de que el título de la famosa litoraleña de Sampayo acaso no fuera tan exacto. Abella decía en cierto artículo suyo que si bien la "y" final (y acentuada: "í") indica a un curso de agua, y que todos hemos aprendido en la escuela que la palabra compuesta es urú ('de los grandes pájaros de colores') -gua (sin acento es un posesivo de la palabra precedente)-í (río): "río de los grandes pájaros de colores", bien pudiera suceder que la palabra significara otra cosa, pues 'uruguá' ('caracol')-í (río) nos daría "río caracol". Abella nos tranquilizaba refiriendo que los hablantes de guaraní consultados le habían dicho que la pronunciación correcta es la que alude Sampayo, y que es la tradicionalmente tenida por buena.

Por la instalación de unas plantas procesadoras de celulosa para ciertas empresas papeleras en las inmediaciones del hermoso río de los pájaros grandes de colores, compartido por orientales y entrerrianos, igualmente hijos políticos del fundador del federalismo argentino, don José Gervasio Artigas, hay actualmente un pequeño quilombete político que ocasiona -sobre todo del otro lado del charquito- ciertos interrogantes acerca de cuál de las hermanas del Plata tiene mayor cantidad de coimeros y mentirosos, reales o presuntos, enquistados en su privilegiada clase política. Lo cierto es que algunos entrerrianos forzaron a su gobierno provincial y al federal a interesarse por el posible impacto sobre el medio ambiente local de tales plantas, asunto del que ambos Estados (o sea, los políticos a cargo) venían pasando olímpicamente. Y uno recibe cada día cadenas de correos, muchos de ellos plagados de los peores lugares comunes del nacionalismo cerril, ese que no es 'lo universal visto a nuestro modo' sino la grosera afirmación, autoritaria y cerrada a la comprensión de las razones de los otros, de que los demás nos persiguen sistemáticamente con aviesas intenciones y nosotros somos muy buenos y la tenemos más grande. Una paranoia propia de ciudadanos de Disneylandia o de la Arcadia. Cuentan que el escritor Macedonio Fernández decía con humor de los portadores de esta antipática conducta, ingenuota por cierto, que "todos creen haber nacido del lado que las tortitas tienen azúcar" (se refería a las tortitas negras de panadería, esas que suelen acompañar el matienzo).

Hoy me he tranquilizado un poco: parece que sí hay vida humana, manifestaciones de racionalidad, en América del Sur. Artículo del mismo Gonzalo Abella (aquí entrevistado por Radio 36), publicado en este sitio web, que por nuestro interés les transcribo. Si bien no estoy en condiciones de opinar sobre los ribetes técnicos, ingenieriles, sanitarios, del conflicto, sí puedo coincidir con bastante de cuanto sintéticamente sugiere el autor oriental (en este otro sitio web explica que él es contrario a la instalación de las papeleras, y por qué) respecto del rol histórico que a ciertos hombres políticos de ambas orillas parece caberles 'calentando el ambiente' a fin de hacer su agosto a nuestra costa en cualquier momento del año. Esto puede ayudar a entender por qué la agresividad y disparates que algunos propinan a sus semejantes últimamente, en algunas ocasiones con abierta e hiriente ocurrencia a los lugares comunes del nacionalismo cerril y en otras ejerciendo la hipocresía de la corrección diplomática.

[N.B.:Si son uruguayos, sale chiste (malo, lo sé, pero espero sonrían igual): háganse Provincia de nuevo, siguiendo el mandato del querido prócer Protector de los Pueblos Libres, y juegan el Mundial. Por favor, se los pido: necesitamos un arquero con manos y un goleador que la emboque seguido para no hacer papelones en Alemania 2006. Si con este chascarrillo no bastare, va otro: "el primer alimento europeo que se consumió en el Río de la Plata fue don Juan de Solís".]

Aquí va:

Gonzalo Abella
«Una provincia a contramano»
19/02/2006


"En el siglo XIX la historia argentina conoció tres variantes de federalismo. No se trata aquí de enjuiciarlos, ni de ordenarlos cronológicamente sino de describirlos según su rasgo esencial.

a) un federalismo casi espontáneo, emanado de las tendencias autonomistas de las provincias, sin una clara doctrina detrás: es el federalismo de Facundo Quiroga, el Chacho Peñaloza, de Pancho Ramírez, y en sus últimos tiempos el federalismo vacilante de Justo José de Urquiza.

b) un federalismo de sólidos fundamentos pero aferrado a la supremacía de Buenos Aires, con políticas consecuentemente nacionalistas pero autoritarias: es el federalismo sui generis de Juan Manuel de Rosas.

c) un federalismo doctrinariamente consecuente, que fue el de José Gervasio Artigas, Ricardo López Jordán y Felipe Varela.

d) Enfrente estaba el partido unitario que menospreciaba a los gauchos, a los negros y a los indios, que pensaba en francés y reprimía en inglés. Dio también destacados estadistas como Domingo Faustino Sarmiento, dio estrategas como Bartolomé Mitre y dio ejecutores como Julio Argentino Roca.

Con ellos alinearon algunos orientales que no llegaron a su talla y sólo compartieron sus peores facetas: Rivera, Flores, Julián Laguna, Gregorio Suárez.

El Estado Oriental fue creado por los enemigos de Artigas. La diplomacia británica presionó a Rivadavia quien temía más el rebrote morenista-artiguista que ver la patria fraccionada.

Artigas desde el Paraguay había intentado volver en 1825, pero la alianza de unitarios y federales que finalmente venció en Ituzaingó desaconsejaba una vuelta inmediata, pues el fantasma de su reparto de tierras de 1815 hubiera debilitado la frágil alianza interprovincial.

Después, la diplomacia británica actuó hábilmente y Artigas ya no quiso reconocer el nuevo estado tapón.

Este Estado oriental fue gobernado desde 1830 por sus enemigos, los que se habían nucleado en el Partido Cisplatino (más conocido como Partido Colorado) que para confusión de los futuros historiadores tuvieron la poco feliz idea de usar distintivos rojos en la ropa de sus soldados y de las legiones extranjeras que siempre defendieron sus intereses

Lógicamente, en tiempos de Rosas, Montevideo fue refugio de los unitarios. Unitarios y "colorados orientales" junto a sus poderosos aliados extranjeros anti rosistas fortalecieron la masonería en detrimento de la Iglesia. Por eso Uruguay es un estado "laico" lleno de símbolos masónicos.

La escuela pública en ambas márgenes del Plata hizo desde entonces diferentes énfasis en la formación cívica de las nuevas generaciones. En Argentina se exaltó más el nacionalismo, en el Uruguay se exaltó más la democracia institucional según los modelos suizo y francés. Por eso en el tiempo de las vacas gordas, Argentina tuvo a Perón y Uruguay un gobierno "colorado-batllista" mucho más pro norteamericano y a la vez celoso de la libertad de expresión... de todas las tendencias de los propietarios de los grandes medios.

La escuela pública y no el fútbol, fue el factor esencial de división en el imaginario colectivo. Artigas pasó a ser "héroe nacional" de un Estado tapón cuyo nacimiento condenó, y del otro lado Sarmiento y el Gaucho pasaban a ser símbolos unidos de la misma identidad recreada.

Ahora bien, un entrerriano se parece mucho más a un oriental que a un jujeño; la cueca y la chacarera unen más a quiaqueños y tarijeños que a los primeros con los patagones; y el sapukái chamamesero de Taragüí lo siente y lo entiende más un paraguayo que un cuyano.

Pero gracias a los estrechos márgenes de una educación grotescamente patriotera, muchos orientales creen hoy que cuando nuestro Gobierno se pone de rodillas ante las trasnacionales del papel suntuario está en realidad reafirmando la Patria frente a los extranjeros argentinos.

Esta provincia unitaria que se escindió de un país federal tiene, sin embargo, mucha historia buena para recrear, muchos héroes y heroínas que sembraron con su sangre la esperanza, y mucha gente que va despertando y llena los claros que dejan los claudicantes encaramados en el Gobierno.

Y en su ya irreversible soberanía descubrirá más temprano que tarde que el enclave maderero transnacional (del cual las super plantas de celulosa y la terrible contaminación son sólo un aspecto) representa ante todo la extranjerización, la concentración y la destrucción irreversible de la tierra fértil de nuestra pradera.

Y todos los verdaderos orientales se abrazarán en el puente con los pioneros entrerrianos que, por suerte, no siguen a Busti, sino que lo obligaron a correr tras ellos."