"...De vez en cuando, en los días de viento, bajaba hasta el lago, y pasaba horas mirándolo, puesto que, dibujado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida.-"
[Alessandro Baricco: "Seda"; traducción de Xavier González Rovira y Carlos Gumpert, Anagrama, Barcelona, 2003, páginas 124/125]
La aventura de Internet parece haber terminado o estar mutando. Algunas conductas propias de la vida cotidiana, la de carne, hueso y piedra, se han multiplicado en la red hasta quitarnos a muchos el goce de recorrerla con frecuencia. La historia continúa, y aquí quedará esta bitácora, este ejercicio de sospecharse a sí mismo y a los demás, acertándole a veces un disparo a la verdad, como Guillermo Tell, que en realidad no lanzó con angustia de padre de familia en apuros una certera saeta hacia una manzana puesta por mano de sus enemigos sobre la cabeza de su pequeño hijo, según cuenta la vil leyenda urbana suiza, sino que dirigió, sonriendo cínicamente, su flecha más mortífera - yendo a dar apenas por accidente allí - hacia una uva moscatel colocada primorosamente sobre la testa de su amada suegra.
Cuentan ucronistas dignos de fe que, desesperado tras fallar en su propósito de atravesar como churrasco de croto blanco tan fácil como el cráneo de la indefensa madre de su cónyuge, el hasta entonces infalible arquero helvético inició la famosa cabalgata que, para perpetuar el equívoco del heroísmo generador de naciones, inmortalizarían sucesivamente el folklore suizo, Schiller, el maestro Rossini y sus ayudantes, y - principalmente - El Llanero Solitario.
A uvas situadas en la cima del cráneo de su suegra parece apuntar en sus mejores momentos mi paisano Andrés Calamaro, ese músico popular tan amante de la vida tóxica e hincha de Independiente (nadie es perfecto). Y aunque su hermano Javier cante mejor, las palabras del Calamaro senior suelen dar en el blanco. Él mismo nos lo avisó hace muchísimos años: "Fabio Zerpa tiene razón: los marcianos están atacando la Tierra a traición", así que Dios nos arme de paciencia para convivir con los referidos marcianos.
Vergiss mein nicht es el nombre que en idioma alemán identifica a cierta plantita que en cagaste llano se suele conocer como "Nomeolvides". La solía cultivar en grandes macetas mi abuela materna, amable señora que decía a sus nietos aquello de "para mentir y para hervir leche hay que tener memoria". Será hasta alguna vez. Abrazo de gol a los terrícolas cibernautas y reiterados besos a las terrícolas pulposas.
Para no olvidar
(de Andrés Calamaro)
De un tiempo perdido, a esta parte esta noche ha venido
un recuerdo encontrado para quedarse conmigo.
De un tiempo lejano, a esta parte ha venido esta noche
otro recuerdo prohibido, olvidado en el olvido.
Sentimentalmente para remediarlo,
voy a quedarme contigo para siempre.
Pero puede que te encuentre últimamente,
entre tanto me confundo con la gente.
Sentimentalmente nuestro por ahora
es el nido que el olvido ha destruido;
y si el viento me devuelve a tus orillas,
serenamente, será dormido...
Serenamente, será dormido.
De un tiempo lejano a esta parte ha venido perdido,
sin tocarme la puerta, un recuerdo entrometido.
De un tiempo olvidado ha venido un recuerdo mojado
de una tarde de lluvia, de tu pelo enredado.
Como siempre que se cambian los papeles
voy a quedarme dormido en tu cintura.
Y si me despierta el día presumido,
déjame quedarme un poco en las alturas.
¿Para qué contar el tiempo que nos queda?,
¿para qué contar el tiempo que se ha ido?,
si vivir es un regalo y un presente
mitad despierto, mitad dormido,
mitad abierto, mitad dormido.
Sólo sé que no sé nada de tu vida,
sólo me colgué una vez en el pasado.
Presenté mis credenciales a tu risa
y me clavaste una lanza en el costado.
Creo que no te dejé jugar con fuego:
sólo nos dijimos cosas al oído.
Y si un día te encontrare, una mañana,
será posible, será dormido, será posible, será dormido...
Y si un día te encontrare, una mañana,
será posible, será dormido, será posible, será dormido.
[Vano amontonamiento de palabras en el polvo cósmico del infinito]
sábado, agosto 05, 2006
Por si regresáramos
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