"Pregúntese a un científico si cree que tiene derecho a suscribir una afirmación en el campo de la ciencia tan sólo porque le guste, o porque la considere un dogma inexpugnable, o porque a él le parezca evidente o porque la encuentre conveniente. Probablemente conteste más o menos así: 'ninguno de esos presuntos criterios de verdad garantiza la objetividad, y el conocimiento objetivo es la finalidad de la investigación científica. Lo que se acepta sólo por gusto, o por autoridad, o por parecer evidente (habitual), o por conveniencia, no es sino creencia u opinión, pero no es conocimiento científico. El conocimiento científico es a veces desagradable, a menudo contradice a los clásicos (sobre todo si es nuevo), en ocasiones tortura al sentido común y humilla a la intuición; por último, puede ser conveniente para algunos y no para otros. En cambio, aquello que caracteriza al conocimiento científico es su verificabilidad: siempre es susceptible de ser verificado (confirmado o desconfirmado)'." [Mario Bunge, "¿Cuál es el método de la ciencia?", en: "La ciencia, su método y su filosofía"; Buenos Aires, Siglo Veinte, 1985, página 41]
El acaso lector recordará un divertido corto publicitario que emitía la televisión argentina años atrás. En él, para demostrar la pureza de su soda, una conocida marca del ramo ponía en acción a una especie de barrabrava-patovica-cadenero-levantador de pesas-peludo y mugroso-motoquero, directamente salido de la película "Easy Rider", o de un cuadro de "El club de la pelea", que se aproximaba a un sifón, se servía un vaso, tomaba un traguito, y bajo el influjo de "la pureza" del producto se largaba a cantar con voz candorosa, mirando a cámara, "El elefante Trompita", insufrible hit de los establecimientos preescolares de la Patria:
"Yo tengo un elefante que se llama Trompita;
mueve la cabeza llamando a su mamita..."
Imagino que Leopoldo Lugones, Enrique Banchs, Jorge Luis Borges, Manuel Castilla y Alejandra Pizarnik, entre otros, se estremecerán de indignación en sus incómodas tumbas ante la comprobación histórica de lo calamitoso que puede resultar para una comunidad escolar el simple hecho de abandonar un Diccionario de la Rima al alcance de cualquier autor de canciones infantiles convencido de que los seres humanos somos unos entes decididamente estúpidos. Pero no es eso lo que importa aquí.
Si supiera dónde hallarlo, ciertamente enlazaría el 'trailer' de la divertida publicidad, para que quienes no la conozcan de primera mano puedan disfrutar de ella. Pero lo que intento contar es que, recorriendo los enlaces que en el margen derecho de su majestuosa bitácora ha puesto el célebre polígrafo Mnemosine, he descubierto el blog que lleva un periodista celtíbero que responde al nombre de Eduard Punset, hombre -se dice- de convicciones liberales, y, dentro de él, mis escuadrones de búsqueda han detectado esta entrevista al neurólogo Antonio Damasio. Éste, sin perjuicio de cuanto expone respecto del campo de su especialidad, me ha impresionado más en otra faceta, la de psicopedagogo y jurista aficionado. A estos últimos efectos, Damasio, con una inestimable ayudita del amigo Punset, se comporta como un verdadero profesor hippie. Veré si soy capaz de explicarles por qué. Entusiastas de Edward de Bono, de la era de Acuario, curanderos, astrólogos y programadores neurolingüísticos, por favor abstenerse, salvo que se tratare de pseudocientíficas morochas no transexuales de entre 25 y 50 años, de buena planta y decididas a convencerme de lo que fuere a costa de cualquier sacrificio.
"El cerebro, teatro de las emociones", titula don Punset la entrevista, fechada el 11 de abril de 2006 y datada en Madrid. Remítoles a la lectura íntegra de la misma. Efectuada una lectura atenta y empática del diálogo entre ambos respetables caballeros, concluyo que la parte referida a neurología me parece valiosa, porque nos pone en conocimiento de lo que constituiría una serie de avances en el plano de la casi desconocida mente humana (alguna vez un neurólogo me contó que algo así como las cuatro quintas partes de las funciones de la masa cerebral son absolutamente desconocidas en su detalle, lo que explicaría la buena estrella de mitologías literarias en funciones terapéuticas durante tantos años). Pero cuando Punset y Damasio se meten a 'ideologizar' en materia de Psicopedagogía y Derecho, en base a lo que todavía no parece haber sido suficientemente sometido a verificación y/o falsación en ciencias naturales y a reduccionismos filosóficos, la cosa se pone muy divertida.
Al principio no pasan del ameno diálogo de divulgación científica, aunque no exento de rasgos preocupantes para el racionalista, porque no relata el entrevistado, sino el entrevistador. En un juicio, así como hace Punset, yo no podría interrogar a un testigo. La mayoría de las preguntas de Punset son puramente indicativas. Hasta mi finado padre periodista, que era medio nabo, lo hacía mejor. Miren:
"EP: -Al principio de todo, tenemos un estímulo que desencadena una emoción, pero estamos todavía en el cuerpo, ¿verdad? Y afirmas que luego, a través de medios complicados, aparecerá un sentimiento. Y esto ya es un asunto de la mente.
AD:- Exacto."
Según esto, Damasio se deja presentar por Punset como un neurólogo no materialista: la mente no estaría haciendo parte del cuerpo, o sea que los impulsos eléctricos y reacciones químicas que principalmente estudia su ciencia no deben ser reales. ¿Por qué este dualismo? Más adelante ambos charlistas nos informan:
"EP:- Es fascinante porque, en cierto modo, aunque afirmas que las emociones pertenecen al cuerpo y los sentimientos a la mente, cuando explicas los sentimientos, dices que cuando tu equilibrio metabólico, tu fisiología, tu química interna, funcionan bien, entonces surge un sentimiento de tranquilidad.
AD: - Sí, así es. De placer. Porque percibes que tu cuerpo funciona bien. Y cuando tienes miedo, o estás enfadado, perturbas la fisiología normal, creas conflicto, creas falta de armonía, y es entonces cuando percibes que hay algo que no va bien y que ya no funciona."
Nuevamente, Damasio, que es el experto, es más lo que asiente que lo que expone por sí mismo. Preocupante en un científico. Lo que termina diciendo es tan antiguo como el minué, más viejo que la humedad. Eso se sabe desde tiempos de Andrea Vesalio y me arriesgo a decir que ya lo sabría Hipócrates. Lo que me interesaría es que un blog de divulgación científica instara a un neurólogo entrevistado a que me explique concretamente cómo se produce ese fenómeno, y sus causas, si es que efectivamente se produce. No se hace ciencia de las consecuencias salvo para remitirse a la determinación de las causas. Y sería mucho mejor no acudir al dualismo cuerpo-mente, como si la mente no fuera, hasta donde se sabe, la conciencia del funcionamiento cerebral y corporal en general.
No queda ahí el asunto. Síguense una serie de inocentes divagues de corte artístico-gastronómicos (son europeos a la moda de estos tiempos, no hay nada que hacerle). Sólo falta que nos indiquen el mejor restaurante de moda. Pero lo que me interesa es esto:
"EP: -Cuando hablamos de dominar las pasiones, dices literalmente que no puede conseguirse solamente a través de la razón pura.
AD:- Así es.
EP:- Y luego dices que es necesario una emoción inducida por la razón.
AD: -¡Sí, exacto! Hay dos posturas sobre cómo se puede contener la pasión. La primera es la que puede asociarse con Kant, en la que, literalmente, dices que no, y por pura voluntad lo niegas; y luego está una postura que podríamos asociar con gente como Spinoza, o como David Hume, mucho más humanizada, porque se percatan de que la mejor manera de contrarrestar una emoción negativa concreta es tener una emoción positiva muy fuerte".
Así nos informan científicamente: Spinoza o Hume, porque les parece a ellos, son evidentemente más "humanos" que Kant, que comete el pecado de postular en el terreno de la mera Filosofía del siglo XVIII que austeramente se dominen voluntariamente los fenómenos de la emoción, una vez conocidos los fundamentos fisiológicos que lo permitirían. Me temo que se trate, aunque no se den cuenta Punset ni Damasio, de una nueva versión residual de las obsesiones de Max Weber, o - peor aún - de un caso particular del famoso "argumentum ad colleoni", muy popular en América del Sur por su uso en los discursos de apertura y cierre del año académico, del estilo "esto es así, señor Rector, señores miembros del Consejo Universitario, señores profesores, distinguidos colegas, señoras, señores, alumnos y discipulado, porque es como hoy nos sale de los huevos, que vienen a ser nada menos que cuatro, y amparados en tan poderosa fuerza testosterónica nada ni nadie, ni Heracles, ni Teseo, ni Tirant, ni la Armada Brancaleone, ni Luke Skywalker, ni el Toshiro Mifune de 'Los siete samurais', ni el regreso de los malones ranqueles, harán cambiar de opinión en adelante a esta calificada cátedra, que desprecia al sargento Tadeo Isidoro Cruz". No lo dudo. Como tampoco dudo de que un veinteañero mercader experto en 'definiciones solicitadas' les arruinaría el diálogo en cualquier aula de Facultad de la UBA preguntando kantianamente a los eruditos expositores: "-Profe, Profe: ¿qué quiere decir ahí con esa imprecisa categoría de "ser más humano"?XD
Desde ahí el par deriva coloquialmente... ¡a la noción de "contrato social"! Sería muy fuerte decirle a Punset & Co. GmbH que por "contrato social" los letrados solemos entender corrientemente al contrato constitutivo de una sociedad civil o comercial (dos o más personas asociadas para producir), o a una asociación (lo mismo, pero para actividades filantrópicas), o más concretamente a su instrumentación, y que el famoso título del libro teórico político de J. J. Rousseau, otro autor del siglo XVIII, no debe inducir a esta altura del partido a engaño al lego, ni invocarse en vano, sobre todo si se es universitario, porque no hay prueba científica histórica ni antropológica de que el querido Papá Estado haya sido jamás consecuencia del cumplimiento de contrato alguno con sus súbditos menos favorecidos. Los filósofos del Derecho y la Economía se han pelado la mente durante doscientos años, desde la Ilustración, para imaginar situaciones académicas en que se pueda limitar al poder leviatánico o behemótico del referido Papá Estado, tan bien descripto por el malvado Hobbes (aunque éste es él mismo el creador de la mañosa idea de 'contrato social' que luego Rouseeau aprovechara), transformándolo de una entidad basada en la fuerza bruta y el mero privilegio en otra más abierta a la igualdad de oportunidades para ejercer la libertad y disfrutar bienes y servicios muchas veces escasos en relación con el número de miembros. Y entonces me pregunto: ¿postulan acaso estos dos señores que a un barrabrava de fútbol, un matón de sindicato, o un tipo violento cualquiera, un sinvergüenza escudado bajo calculada emoción violenta o descontrol fisiológico ('actio liberae in causa', que le dicen los penalistas), uno puede oponerle el "flower power"? ¿Son liberales de corte hippie? ¿Se vendrá la era de Acuario? ¿Pretenderán que se enseñe en las escuelas a los pichones de ciudadanos a 'ser positivos' como los de la 'programación neurolingüística', o a usar sombreros de diferentes colores para cada materia en que se hayan de tomar positivas decisiones, como postula por ahí el inefable de Bono? Lo cierto es que un neurólogo va a revolucionar, en un diálogo periodístico de divulgación científica, a propósito de unas interesantes nociones sueltas de su especialidad, acaso inaplicables en los hechos, la teoría política y psicopedagógica. Todos los teóricos de la política, desde los más sólidos hasta los más chantas, dedican un capítulo a la instrucción pública. ¿Cómo en una charla de café se la iban a perder?
En el hipotético caso de que algún entusiasta haya sentido, al cabo de la interesante exposición del neurólogo, cuya idoneidad profesional, repito, no hay por qué poner en duda ni tenemos calificación para ello, la necesidad de prorrumpir en estruendosos aplausos y encender bengalas como en la cancha entre emocionados vivas a la Pepa, espero comprenda por qué este muy poco emocional lector llamado Alfredo no hará una cosa ni la otra. A mí los "curriculums vitae" de los profesionales no me impresionan. Ni siquiera un genio en ciencias exactas estará libre de decir algunas tonterías a lo largo de su vida, aun a propósito de temas de su especialidad. Lo malo, como explicaron a su turno Friedrich "Zarathustra" Nietzsche y mi tocayo Jarry, es cuando los zonzos de ocasión se enamoran de la eufonía de sus palabras y se ponen a decirlas con énfasis, llenando a su discurso de una emoción no pasada por el tamiz racional, y así se meten a incursionar en la mera ideología a partir de unas pocas nociones de ciencia natural apenas trabajadas y sin conocer mínimamente la epistemología de las ciencias sociales.
Si, auxiliados con los libros de los señores Wittgenstein, Bertrand Russell, Copi y otros maléficos expertos que han dejado las herramientas apropiadas, pusiéramos en forma de enunciados y silogismos las frases vertidas en el diálogo (ahora entiendo mejor por qué el malvado Popper desconfiaba de Platón y de los científicos de la naturaleza metidos a constatar el efecto social de las voluntades), mucho me temo más que probablemente acabáramos por encontrar al menos un vicio de razonamiento que condujera directamente a la ruina la teoría pseudoiluminista que, para que nos apartemos de toda tentación de creer que la razón es lo que permite hacer mejores a los seres humanos trabajando sobre sus emociones para que no sean cavernícolas irracionales como un fascista, se nos pretende introyectar periodísticamente, rebajándola de "evidente" a mero castillo de naipes, de ciencia a mera literatura. Hay que cuidarse de esta clase de "liberales".
Ya subido a este tren, y puesto mi uniforme de antipático, invoco a San von Mises y al beato Juan Bautista Alberdi para que me protejan y me permito observar lo siguiente: "Kinderfiebel" (abecedario infantil) fue el nombre que donosamente diera el vano charlatán de Tréveris al cúmulo de mitos de apariencia racional que la escuela y el periodismo imponen sutilmente a la masa de sus víctimas para condicionarla, según la conocida teoría socialista del Complot de las Fuerzas del Mal, recuperada en estos tiempos modernos para su uso por las Fuerzas del Bien nominalmente liberales. Ello a fin de que todos cumplan su rol según el plan de ingeniería social predispuesto a través del Estado en un determinado tipo de comunidad compleja que apareció con el desarrollo científico y tecnológico. "Kinderfiebel" el de Karl y, antes que él, el de los liberales del siglo XIX, "Kinderfiebel" el de los marxistas rusos, chinos y cubanos, "Kinderfiebel" el de socialdemócratas y socialcristianos, "Kinderfiebel" siniestro el de los nazis y fascistas, "Kinderfiebel", el de los nacionalistas sin zeta de toda laya que hubo y hay por nuestra América. Menudo "Kinderfiebel" parece, también, este que por vía internáutica algunas personalidades están volviendo a insuflarnos, modificando mañosamente las ciencias a partir del pretexto de divulgarlas para ir poniendo a algunas ideologías e intereses en situación de ser o continuar siendo el ombligo del universo. No digo que lo hagan a propósito. No creo que sean parte de un complot. Lo hacen, simplemente.
* * *
Ha pasado el tiempo, y estamos a mediados del siglo XXI. Un gordo impetuoso, sucio y desprolijo, con la cabeza como un rábano cual el Père Ubu, baja de su cibermotocicleta y encara a unos ciudadanos condicionados desde décadas por la escuela y la prensa para no reprimir sus emociones ni dirigirlas racionalmente, para verle a todo el lado positivo, aunque no lo tenga:
"-Yo-ten-goun-e-lefan-tequese-llama-Trom-pi-taaaa... - va canturreando el obeso - ...Bueno, ahora me pongo serio, loco, que se me está pasando el efecto de la soda, che. La mano viene así: el Gran Hermano me ha designado Delegado de Manzana de la Superpolicía comunal, y les tengo que asignar a cada uno de ustedes un rol productivo o sacarlos carpiendo. No, tranquis, por favor; emociónense en positivo, chabones, que estoy armado y vienen refuerzos. No se apresuren a razonar. Es para bien de todos...".
[Vano amontonamiento de palabras en el polvo cósmico del infinito]
jueves, octubre 26, 2006
El elefante Trompita, la Ilustración y el neurólogo acaso hippie
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12 comentarios:
El reportaje es flojo. Postulan: preeminencia de la emoción, niegan posibilidad de controlarla desde operaciones «racionales», siempre reduciendo DE PALABRA, sin demostración rigurosa ni indicación de dónde se la pueda conseguir, la fisiología humana a reacciones nunca controlables desde la denominada conciencia. Terminan con el toque humanista y opinan sobre educación emocional más por el lado de la peluquería de don Mateo que de la ciencia.
Pero esa del motoquero estaba buenísima. Viva Trompita!
Por eso mi diatriba, oh sabia mujer de Exactas, porque lo de este Punset un blog de divulgación ideológica más que de ciencia. Lo hace muy sutilmente.
En este caso, diría que a partir del curriculum del entrevistado, el gallego periodista aprovecha para hablar él, y el otro se prende en publicitar un conductismo extremo que a mí, acaso por deformación profesional, me recuerda a los perros de Pávlov, la película "Tiempos modernos", el taylorismo, el estajanovismo, el fordismo y "Un mundo feliz". ¿Qué pasa con las emociones que se tamizan como buenamente se pueda desde la razón? ¿Todas nuestras funciones cerebrales son puro acto reflejo? Entre los psicoanalistas y estos watsonianos trasnochados, creo que un psiquiatra o neurólogo tendría mucho que preguntarle al Dr. Damasio y que objetarle a Punset, que en vez de provocar la respuesta del especialista, le "baja línea" y espera la confirmación del sabio. Así, lo mismo podemos hablar de platos voladores que de la mente humana. Me parece de terror. Hasta Paenza, que es doctor en matemáticas pero una vez dijo que Ronaldinho "desafía las leyes de la Física" al jugar al fútbol (olvidando que la cancha está en la Tierra y rogen las previsiones mecánicas de don Isaac Newton, la geometría del espacio y esas cosas, y sin respetar la Física no podemos jugar ;-), hasta Paenza lo hace mejor, cuando está inspirado: lleva unos científicos a su programa de la tele, y los hace mostrar al público cómo llegaron a saber eso, en vez de hacer ciencia ficción "dura" (opino desde mi ignorancia que no hay peor cosa que la ciencia ficción dura, literaria y científicamente).
Saluditos.
Y post data: la publicidad es graciosa y el elefante Trompita me resutla una imagen simpática. Pero la canción no tiene pies ni cabeza, y no quisiera ver al inocente gordo motoquero convertido en un matón. Para eso tenemos razón, digo yo. No todo en la mente humana es acto reflejo.
Paenza lo hace mejor, pero anda promocionando a Negroponte, que quiere prender a los chicos al chupete electrónico este, la Internete, todo el día. Si nos descuidamos y el proyecto que presentaron con Piscitelli pasa, a los cuatro años los enanos van a estar en red veinticinco horas diarias recibiendo indicaciones del Gran hermano en vez de aprender a controlar sus emociones pelando con sus amiguitos. Cuando sean grandes serán como la Lenina de Un mundo feliz.
O sea, mister Salvaje antirousseauniano :P, bajada de linea política hacemos todos, pero hay mejores referentes para una politica de divulgación de ciencias.
Beso
=)
10/29/2006 03:52:30 PM
¡Vaya, vaya, buena he liado :P!
Sobre metafísicas de la juventud y otros elixires en mi furor multi-lector pasado quedan nociones vagas (¡vaya novedad!) y un recuerdo de intensos dolores de cabeza...
10/29/2006 03:56:35 PM
Evidentemente me he confudido en la entrada (tal los vapores de etilo aún nublen mi mendaz entendimiento).
Espero sepa disculpar (y reenviar lo arriba dicho donde correspona). También este claro.
[Copiados aquí, en la suposición de que este es el lugar correcto, según el pedido del comentarista extraviado en la selva bitacorera. Luego, vengo y contesto...]
Sole: Sí, Paenza parece que anda en cosas raras. No tengo muy claro en qué consiste el programa que presentaron al CONICET. Si tuvieras un enlace o publicación en soporte papel que indicar, ¿podrías dejarlos aquí o mandármelos por emilio? Gracias.
Mnemosine: Cumplido tu pedido, espero. Los comentarios originales quedan en el hilo de 'Crítica de críticas'.
Consuela ver cómo bitácoras más presuntuosas que las nuestras pueden, en realidad, hacerse portadoras de cierto grado no buscado (pero inevitable XD) de patafísica. Lo malo es postularse como Hinchas de la Ciencia, que ni los busca ni los necesita, porque no es una religión ni una ideología.
Saludos a los dos
Sole: Como no contestás mis emilios (otra más que ha tomado esa fea costumbre ;-)), te escracho en la bitácora. Recibí los enlaces, y por ejemplo leí este, este y este.
La verdad, no me parece mala idea, aunque: a) no sé cómo van a impedir que a los pibes que viven en lugares 'difíciles' les afanen las compus, como les afanan la guita o la ropa u otros útiles, o se dan reiterados robos en colegios cuyas salas de computación aparecen hechas mierda por los ladrones y nunca se sabe quiénes son; b) no sé si con la misma guita (que igual es muy poca) por pibe nuestras ínclitas autoridades podrían hacer lo mismo u otra cosa más prioritaria, si la hubiere, y de hecho las escuelas suelen estar destruidas y los hogares de los futuros usuarios también están hechos pelota; y c) no sé si no habrá algún tradicional tipo de curro político detrás de este proyecto a Beneficiar a los Niños (alguien las introducirá y comercializará y acaso haya que pensar mal, pero gratis tampoco iba a ser...). Reconozco mi ignorancia acerca de todo lo anterior, así que espero si lo llevan a cabo sea para más bien que mal. Total, de los tranvías eléctricos en el siglo XIX y los autos a principios del XX se dijeron cosas terribles también. Y he conocido en los noventa a jueces de la Nación que no querían usar ni por joda las computadoras y tardaban mil años en terminar de confeccionar un acta o una resolución.
Saluditos.
Ey, cuenten lo de paenza, che. No sé cuán efectivo sea, pero no parece malo. Al menos, yo lo preferiría a mis profesores de cálculo.
Feliz año... a todos lo que lo leen y lo rodean.
:)
Abrazo-
Con cierto retraso (no paso casi nunca por acá) te contesto: el matemático-cronista deportivo anda en lo que se ve en esos enlaces que me pasó sole, un proyecto para suministrar compus de bajo precio a alumnos primarios de bajos recursos. Se cuestiona en medios pedagógicos la utilidad de dicho proyecto por muchas razones: por la dificultad de llevarlo a cabo, por fallas técnicas en los aparatos ( un funcionario de la ONU se quedó con una palanca en la mano probando una unidad, o sea hay detalles que mejorar) y por la existencia de alternativas que algunos juzgan mejores. Sea como fuere, con todas mis dudas, prefiero que Paenza ande en eso, antes que haciendo comentarios deportivos ;-) ...
Saludos por esos parajes basquetbolísticos y buen 2007 para ustedes, Lore. Este blog no va a tener mucho movimiento en el año en curso. Pero leeremos los del prójimo, eso sí.
Ya decía yo que algo bueno iba a tener que suceder en 2007 :P
Ha cambiado (por motivos desconocidos) la entrada a otros blogs con más enjundia y erucción (subcutánea sobre todo). Notese -anotese- que realizaré mis pesquisas e inventaré sistema, ¡he dicho!
Un fuerte abrazo (ya jugue, le cuento en persona si toca; soy hombre de honor, pago a mis deudos :P)
Creo que resulta cada vez mas evidente que la chantologia se esta convirtiendo en la ciencia del nuevo siglo.
Cuando mas racionales nos creemos mas apelamos a gurues que validan alternativas de conocimiento con el unico fin de poder depositar en suculentas cuantas bancarias las ganancias de su ultimo libro de autoayuda...lo peor de todo es que ni se molestan en pensar de que sutil forma nos pueden currar sino que directamente se plagian entre si.
Lo asombroso resulta de la forma en que de pronto cientos, miles, ¿millones? se descubren defendiendo ideas insustentanbles, como si se tratase de la teoria del "Big Bang" o de la relatividad.
Sera acaso que el antiguo precepto que dice: "los boludos y las piedras no se terminan nunca" es absolutamente cierto?
Esto, logicamente, no es nada nuevo y, por supuesto responde a una estrategia habilmente planeada.
Sus armas son sutiles y subliminales y cuando queremos darnos cuenta hemos caido en sus redes; como simple ejemplo les cuento, que hoy por la mañana, mientras me afeitaba antes de entrar a este distiguido blog, descubri que mis tres nietos me miraban con una extraña sonrisa que rayaba en lo demoniaco...recien alli me di cuenta, que mientras mi Super track March 7 (con 25 hojas paralelas) se delizaba por mi piel, inconcientemente me encontraba cantando:
"yo tengo un elefante que se llama trompita..."
Mis gracias atrasadas, alfred. Paenza sígueme cayendo bien, a pesar que siempre olvido el detalle de comentarista deportivo en su C.V.
:P
En realidad este comentario es un saludo a la distancia haciendo gestido con la mano de hola o chau. Pero sonriendo.
:)
Aprovechemos la hora de ocio de este viernes lluvioso...
Flaco: Así es: los boludos y las piedras no se terminan nunca. Se atribuye a un tal Salomón el discutido libraco intitulado "Eclesiastés", en cuya versión castellana -si la memoria no me falla- puede leerse algo así como "el número de los tontos es infinito". Ejercitar el bocho para salirse del infinito me parece un apropiado ejercicio sociológico-matemático. Ese es otro gremio que da tela para cortar, el de los sociólogos chantas, que fingen hacer encuestas electorales en Misiones sin salir del microcentro porteño, y cobran en dólares... ¡y después gana el que supuestamente no podía! ¡Milagro, milagro! ¡Dios es argentino!... ;-)
Cuide ese disco rígido, maestro.
Lore: Paenza me cae muy bien, pero siempre me ha parecido un nabo peligroso. No sé si porque como periodista deportivo casi es patética, por ejemplo, su 'basquetbolización del fútbol', atinadamente denunciada por Bonadeo padre, uno de los grandes, aunque Bonadeo padre esté más loco que una cabra enjaulada (llegará el día en que Paenza dirá que el tipo que entró a patear al arco por el ángulo del área penal 'tiró desde el poste bajo' ;-), y encima ¡le gusta Bielsa! ), si porque es tan inteligente que parece un NERD, si porque siendo doctor en Exactas no sospecha imposible que Ronaldinho juegue al fútbol 'desafiando las leyes de la Física' (newtoniana.. se ve que nunca miró el FIFA 2004 o los manuales de Geometría del Espacio), o por todo eso junto. Eso sí: el programa sobre ciencia y tecnología que hizo en canal 7 y luego en el 11 estaba bueno, y era mucho mejor que lo del gallego liberaloide sub examine en esta maléfica entrada. Al menos, los que emitían discursos eran los supuestos científicos (casi todos reales científicos) que lo visitaban, y el notable cocinero científico (creo que de una carrera de 'ingeniería en alimentación' de la UTN, o algo así).
¿Cuándo se recibe de boticaria?
Salúdole
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