martes, octubre 02, 2007

Sermón laico acerca de las ventajas de ser un López

Necesitaba, queridos hermanos, ratificar mi pertinente inclusión en ciertos listados de profesionales emitidos por determinado ente de derecho público no estatal. Apelando a la guía de nuestro milagroso pastor San Google, Patrono de los peregrinos en la Red de Redes, decidí efectuar una búsqueda por la Vía Láctea firefoxea. Inserté, entonces, en el formulario ad hoc los seis signos del abecedario (tres consonantes y tres vocales) que componen mi apellido, del todo inapropiado -aclaro- para la libranza impune de órdenes de pago bancarias sin oportuna provisión de fondos. Rocié el monitor con agua bendita virtual, oprimí materialmente la tecla "enter", y aguardé, confiado en Dios y la Autoridad de Aplicación temporal, rogando por la intercesión del beato Henry David Thoreau, Protector del Contribuyente Antibelicista, los resultados del proceso.

Habiendo omitido, sin embargo, restringir mi busca a "sitios de Argentina", no sólo no encontré prontamente el archivo que necesitaba sino que mi cicerone binario sugirió como primera instancia de consulta una página de genealogía íntegramente compuesta en gallegoportugués, en realidad en la jerigonza pomposamente denominada "regeneracionista", que las autoridades políticas, indudablemente inspiradas por Belcebú y bajo el influjo permanente de la mescalina, creen constituye el referido idioma. Esta variante psicodélica de la lengua de Pondal resulta tan parecida a nuestro cagaste llano que hasta una renombrada erudita con el elevado cociente intelectual y conocimientos filológicos de la Licenciada Karina Olga Jellinek, a quien Dios guarde muchos años, comprendería a la primera lectura cuanto allí se dice. Para muestra basta un botón: accedí al portal enlazado en los resultados de la búsqueda a través de una sección intitulada "Apelidos de Galicia" (y no "Galiza", que es como se llama Galicia en galego).

No deja de sorprenderme haber descubierto ab initio, además del significado vegetal que ya conocía y alguna alocada compañera de Facultad encontraba "erótico" allá por los ochenta (y de la ausencia de la acepción muy distinta que le dan los brasileros), la circunstancia de ser mi apellido topónimo de una fraga, un bosque, un espacio verde. Tras imponerme del paso de objeto erótico a hábitat ecológico, la página de marras informaba la presencia en nómina telefónica de personas con mi apellido bajo el título "Distribución no País Galego", horrible manera de seguir sin llamar a las cosas por su nombre. Imagino la indignación en Tartagal, Cerrillos o San Ramón de la Nueva Orán si a Salta le dijéramos "País Salteño"; es indudable para cualquier ser humano dotado de mínima racionalidad geopolítica que será "Galiza", y no la Rutenia Subcarpática, los Dardanelos o el Tawantisuyu, el único "país galego" posible, del mismo modo que perogrullescamente sabemos de toda la vida que si la Argentina está en guerra Corrientes la va a ayudar.

El culpable (siendo su segundo apellido López) de que yo no pueda librar cheques sin fondos decía siempre que estos pintorescos episodios de nominalismo político barroco se deben a que ocurren en "un país lleno de gallegos, nada sensato puedes esperar de ellos". Hasta Internet le da, post mortem, la razón al abuelo. Bueno, en el "País Gallego", anteriormente conocido durante siglos como "Galicia", la guía indica que el grueso de la familia (nueve abonados) permanece resistiendo heroicamente a Telefónica, naranjero en mano y bandera albiceleste en ristre, en su solariega fortaleza románica de Lemos, y asimismo, salmodiando en alta voz el "Conxuro" y armadas hasta los dientes, hay delegaciones culturales ocupando estratégicas cabezas de puente en Coruña (tres abonados) y Pontevedra (dos), continuando a salvo de las expansivas hordas monfortinas solamente Ourense, que ya bastante castigo tiene -se dice- con los Alfonsín.

Los eruditos de la página de marras informan: "Apellido originario de la provincia de Lugo, en la actualidad el mayor numero de personas con este apellido” (sic) “se concentra en los municipios de Pantón, Monforte y Saviñao"... "En España hay un total de 81 personas con este primer apellido y 67 con este segundo apellido: Lugo (28), Madrid (12), Coruña (11), Vizcaya (7), Barcelona y Pontevedra (6)". El Lebensraum Galego, o sea la mitad oriental del "País galego" que viene a ser la mitad occidental del "País asturiano" (supongo así llamarán ahora los españoles en su neolingua post constitucional a Asturias), no habría resultado damnificado por semejante emigración. Si a los peninsulares hacemos adición de los argentinos, venezolanos y brasileños que usamos la marca de referencia, andaremos en el mundo alrededor de los doscientos imposibilitados de librar talones bancarios carentes de respaldo financiero alguno sin riesgo de atraer a la Policía.

Uno de los doce de Madrid era otro argentino, con cargo ejecutivo en una empresa de aeronavegación, y trabajaba en Barajas (alguna vez deberían sincerarse y ponerle "Aeropuerto Internacional Heraclio Fournier"). Allí, hace unos años , fue sorprendido con las manos en la masa, para el caso una valija con un bruto contrabando de estupefacientes... Aunque me enteré recién en ese instante, gracias a la tele, de mi parentesco con tan poco recomendable individuo, ya me imaginaba en futuros problemas con los simpáticos y nada xenófobos funcionarios de Migraciones íberos, que a la vista de mi pasaporte azul del MERCOSUR comprobarían la portación del desprestigioso apellido.

Previo revoleo imaginario del botafumeiro, debo concluir este sermón con su correspondiente moraleja. Si la futura madre de sus hijos se llama López, ni lo dude, caballero: la marca "López", la más hispánica de todas, denominación de origen donde las haya, inmunizará a sus herederos contra las consecuencias de todo delito, propio y ajeno. Y de paso, fundado lícitamente en la ley del nombre, tendrá una nueva excusa para no casarse, ni reconocer descendencia excepto cuando una prueba de ADN lo acorrale, evitando así estropear su magnífica foja de servicios y el futuro de su prole desde la misma inscripción de los nacimientos. Siempre, voto a Laurence Sterne, podrá uno alegar que si los nombres elegidos para los niños tienen relación con su destino, los apellidos aún más, y los sinvergüenzas indudablemente deben ser López, pero otros López. Eso sí: a menos que se opte por bautizar a la criatura con un nombre de pila del todo inconveniente para la libranza de cheques sin fondos, atentando así contra su futura idoneidad como sujeto activo de operaciones bancarias (v.g.: «Ecuménico López»), no le será nada sencillo, por suerte para él, encontrarse entre tanto tocayo en nóminas y padrones electorales.

A todo esto, ¿de dónde habrán salido tantos López descaradamente patronímicos cuando entre nosotros y nuestros antepasados no se conoce ni un solo Lope? Indudablemente –dicen fuentes bien informadas- de la ventaja que los delincuentes económicos y financieros encuentran en ocultar sus habituales delitos sirviéndose de idéntico patronímico falso. Una clásica campaña de manipulación de la opinión pública internacional, hábilmente orquestada desde la prensa y los medios universitarios y políticos, cuya meta es la dilución de toda responsabilidad en significantes vacíos. Tan elevado es el número de cuantos deshonestamente han optado por ser un López, eligiendo ex professo ese apellido para generar multitud y fungibilidad de sus portadores, a la vez que poder identificarse entre sí como miembros del hampa, que los que entre ellos cuentan con medios suficientes para hacerlo han tomado concertadamente la precaución de contratar a precio de oro a historiadores, periodistas de investigación, archiveros, sociólogos, ingenieros en sistemas y genealogistas para fingir, disponiendo probanzas adulteradas, una fraudulenta historia del apellido López. Piedra angular de tan audaz ucronía vienen a ser ficticios protagonistas del pasado cuya existencia demostraría la falacia de nuestra aseveración inicial en este párrafo, que hoy los entendidos desprecian por considerarla fruto de carencia de rigor metodológico.

Así, partiendo de una idea atribuida a Nostradamus según la cual “el mejor escondite es el que está a la vista”, tales "expertos" han conspirado eficazmente para fraguar un linaje adecuado, haciendo posible, mediante la introducción de sutiles falsificaciones en repositorios documentales de todo el mundo, que personas de buena fe verifiquen de un modo u otro, y sin mayor contradicción entre fuentes, la supuesta existencia de una vasta serie de personajes como por ejemplo Lope de Rueda, Lope de Vega, Lope de Aguirre, Estanislao López, Carlos Antonio y Francisco Solano López, Cándido López, el luthier López Puccio o hasta López Rega. El siniestro plan incluye, para mejor embaucar a la población ignara aprovechando el auge mediático del balompié, el "Prototipo Pedvncvlvs Academicorvm". Astutos hombres de ciencia cordobeses, camuflados en lo cotidiano bajo el aspecto de músicos y cantante de un conocido cuarteto característico, son en realidad parte de la conspiración, actuando a las órdenes de Wolfgang Gottfried López Urwüchsigkeiter, pedagogo musical y científico loco hispanoalemán prófugo de la Justicia y el Mozarteum de su ciudad natal (al que adeudaría varias cuotas), refugiado entre los alambiques de una cervecería artesanal de Villa General Belgrano.

El grupo, sirviéndose de numerosas capturas en video de la imagen tridimensional de un homúnculo encargado del delivery de la pizzería “El Cacho”, sita en la ciudad mediterránea de Río Tercero, y de un complejo equipo de proyección de imágenes virtuales sólidas, ha conseguido simular exitosamente la existencia de un futbolista mítico cuyo doppelgänger, bautizado, no podía ser de otra manera, López, lleva más de una década en activo y si no convierte más goles es porque, de resultas de una serie de algoritmos defectuosos que empecen el libre tránsito de datos dentro del sistema informático, sigue corriendo más de prisa que la pelota que él mismo simula patear, generando a sus directorios de comando conflictos irresolubles y en el mundo real auténticas paradojas de balística.

Sépanlo: no hay López genuinos. Los López son, todos y cada uno, un Golem, un engranaje monstruoso, un autómata fuera de control integrante de la conspiración sinárquica diseñada por un genetista dipsómano a fin de apoderarse de todas y cada una de las páginas de las guías telefónicas del mundo entero desde el amparo de las sierras de Córdoba. Se los juro por el culo de la tal Jennifer López, que tambíén, queridísimos hermanos -afirman ciertos difamadores, que nunca faltan- sería falso: pura silicona.

La Gloria sea con aquel que paga, en calidad de titular del servicio, con tarjetas de crédito y cheques a nombre de un tal Señor López. El Registro de Antecedentes Penales lo libre de toda constancia en sus archivos, los organismos de Papá Estado le doten de empleo con estabilidad propia, y el Banco Central y la Bolsa de Comercio le otorguen vida eterna. Ellos lo salven siempre, especialmente de otros López que puedan cruzársele por ahí. Amén.