domingo, mayo 01, 2005

La sonrisa de papá

[Primero de Mayo: día originalmente de luto y lucha, en tiempos viejos en que el descanso era un lujo]

Esta bitácora pretende conducirse de modo tal que su tono sea lo más lejano posible tanto del de un reñidero como de la paradoja internáutica, que también existió, de un vivero de charlatanes que se ignoran. Es lo que necesariamente ha de buscar el autor de textos tan largos e inhóspitos como los pueblos olvidados: diálogo, crítica, reflexión, crecimiento. ¿Qué mejor premio para un blog heterodoxo como este que el de pueblo olvidado en la inmensidad de la estepa? Cinematográfico o novelesco destino, que sin embargo me complace: mi propio gusto como lector de otros está más cerca de la novela, del florilegio, del western estilo "High Noon", del ejercicio público de estilo, del ida y vuelta axiológico, que de esa lamentable pedantería nihilista que uno puede encontrar en tantas aventuras similares a cargo de periodistas profesionales. Me reconfortan más los blogs de otros aficionados con buena mano para hilvanar escritos.

Días atrás, contestaba yo desde un cibercafé porteño a mi comentarista JV, a quien debo el feliz hallazgo de la imagen de la largueza e inhospitalidad de ciertas geografías y expresiones humanas, cuando un caballero que ocupaba la máquina vecina, habiéndome visto cerrar la página de "Blogger", me preguntó cómo era esto de los blogs. Respondí explicándole qué entiendo es una bitácora, cuál es la mecánica usual en ellas, y así se fue desarrollando un interesante diálogo prolongado por cerca de un cuarto de hora, lapso durante el cual mentí diciendo que había usado la página para dejar un comentario a una amiga que emigró al Canadá y lleva un blog para mantenernos informados a familiares y amigos de sus andanzas por el norte, y mi interlocutor me refirió por su parte que la mayoría de los blogs que leyó eran de periodistas y le habían parecido una estolidez. Que sólo le habían gustado algunos de corte científico o literario, y eso de la "revolución de la blogosfera" le parecía una de tantas exageraciones propias de periodistas, viles corruptores de la opinión pública siempre tan pagados de sí mismos y convencidos de que nada es más importante que la presencia de un periodista, ni siquiera la noticia. Ni yo mismo hubiera dicho de esa estupenda profesión cosa más parecida a mi propio prejuicio acerca de ella.

Llegados a este punto de nuestro diálogo no pude sino considerar un acierto el haberme dicho comentarista y no blogger: sospecho que el oficio de nuestros padres se nos nota en la cara y en algunas conductas. Tengo esa sospecha no desde que vi la cara, conocí los hechos o leí los textos de algunos hijos de pudorosos padres y supe instantáneamente la profesión de sus madres, que efectivamente me ha ocurrido, sino desde que escuché años ha al actor Enrique Pinti echar al viento por la tele esta luminosa observación sociológica referida a lo que se ve desde arriba del escenario al comprobar la reacción del público: "un abogado hijo de un abogado tiende a reír como un abogado; en cambio un abogado hijo de un verdulero, ése se ríe como un verdulero". Así que decidí, para evitar males mayores, y perplejo ante la pobre opinión que yo mismo tengo acerca de la profesión de mi finado padre, despedirme amistosamente del ocasional dialogante antes que dijéramos algo chistoso y el referido descubriera en mi rostro la risa inequívoca del abogado hijo de un periodista...

Aprovecho la ocasión, ya que estamos, para recordar a Atticus Finch, el único abogado creíble de la historia de la cinematografía, interpretado por Gregory Peck en la película que conocemos como "Matar a un ruiseñor" (aunque "mockin'bird" no sea "nightingale"... pero de traducciones ya hablaré algo en la próxima entrada). Es que yendo por ahí circunstancialmente, sobre todo en el interior de nuestro querido país, uno ha conocido una docena de Atticus Finch, señores aparentemente intrascendentes y aburridos que llevan a la práctica lo que todos dicen a sus hijos que hay que hacer, pero pocos ejemplifican. Lástima que, como sucede con los periodistas, son los más calzonazos, por no decir una atrocidad, quienes ganan la pública fama y acaban por simbolizar los atributos éticos de la profesión.

Y también quiero, aunque pareciera no venir a cuento, agradecer a cuantos han sabido brindarme su tiempo, afecto, buena fe y conocimientos por estos caminos virtuales: a los intrépidos que emplean parte de su inapreciable tiempo en leer mis largos e inhóspitos textos. Parece que no es la tecnología sino el conjunto de seres humanos que la generan y utilizan aquello que mueve a la historia y nos alegra o amarga desde las sensaciones y los afectos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad. Yo tengo un amigo físico hijo de militar y tiene una risa de milico que se cae.

Alfredo dijo...

No imagino cabalmente la risa de milico, en particular porque aunque conocí a unos cuantos, juro que jamás los he visto pasar de la mueca de la sonrisa. Justamente el papá de Pinti tengo entendido era militar, y será por eso que los papeles de milico a don Enrique le salen muy bien: lo vi un par de veces en ese rol, y no se reía ni a palos ;-). Imagino que la risa tiene, como uso humano, mucho de comportamiento significativo aprendido, vaya uno a saber por qué medios, y que las diferentes risas profesionales tendrán una razón de ser, obedecerán a un fin último, digo, ya en la paranoia absoluta: "Sin razón suficiente, una manifestación de la voluntad es tan inconcebible como el movimiento de la materia. Entender la libertad de la voluntad en el sentido de que ella pueda manifestarse espontáneamente, sin motivo alguno determinante, es com creer en los dichos del Barón de Münchausen..." (Ihering, padre ;-) )

Anónimo dijo...

Hello. Volveré y seré sillones, dijo el Pino Oregón. Después de larga ausencia regreso para ver si me pongo al día. No escribió tanto como me temía.
Mire bien a la mañana cuando cruza Rivadavia pal lado del subte A que se lo van a llevar puesto. No me debe nada :P
La risa, la risa. Cómo es la risa del carniza? Rima y todo. Es lo que tiene ser la primogenita de un potentado. Una es guaranga para la carcajada. Tipo relincho.

Alfredo dijo...

Me alegra que reconozca lo peligroso de permanecer cerca suyo cuando ríe: uno por lo general acaba salpicado de saliva, y con los tímpanos a punto de estallar :-)))
Son los automovilistas los que deben aprender a respetar los semáforos y a los peatones, o Metrovías quien debería hacer un pasaje de andén a andén de la estación para que uno no tenga que cruzar la calle.
Un sabio el Pino Oregón, aquel filósofo norteamericano ;-)

Anónimo dijo...

Unos dicen que la frase es de Pino Oregon y otros de Luis XV, pero en todo caso está muy bien. Pasado mañana es 7 de mayo, por de las vueltas del màs allà, y mañana 6, por lo de los que estàn y me alegro que estèn. Y no te felicito porque por anticipado no vale.
Apio verde etcetera etcetera. Pero estarìa bueno que dijeras como què te gustarìa volver? Te gustarìa volver a alguna parte?

Alfredo dijo...

Me alegro de que no me felicite. Si anda por ahí, espérese unas horitas, que la nueva entrada del blog trata en parte de lo que usted quiere saber.
Nos vemos por ahí.