viernes, octubre 14, 2005

Sube, sube, sube la espumita...

Podría cometer el error de perderme en los meandros de mis conocimientos escolares acerca de cómo preparaban en Ur y Sumer las tablillas para luego escribir en ellas con cuñas, procedimiento que conozco, contra mi escasamente aristocrática voluntad, desde hace mucho: en un tiempo, las escuelas del Estado argentino supieron ser muy buenas y uno no podía evitar enterarse de ciertas cosas. Pero mi propósito es menos pretencioso: formular, a través del recuerdo de un "pueblo que conviene conocer", un merecido homenaje a uno de nuestros símbolos patrios, nada menos que la popular marca de cerveza bonaerense a cuyos efectos estimulantes y somníferos tan aficionado ha resultado ser más de un amigo, incluso alguno extranjero.

A unos doscientos kilómetros de la ciudad de San Miguel del Tucumán, Capital del pequeño Estado provincial homónimo, y a unos quince o veinte de la localidad de Amaicha del Valle, sobre el cerro Alto el Rey, están las "ruinas de Quilmes", en la región de los Valles Calchaquíes. Sitas entre las localidades de El Mollar y Quilmes, constituyen el asentamiento prehispánico más grande de la República Argentina.

Se pueden observar en dicho lugar construcciones realizadas aprovechando las naturales crestas montañosas, con paredes de piedra colocadas sin argamasa, zonas destinadas a la molienda y sectores de producción, canales, senderos y patios, atalayas y morteros comunes, y hacia el sur, gran represa que era empleada para regadío y canchones aterrazados para el cultivo y los dos cementerios. Las primeras investigaciones las hizo a finales del siglo XIX don Juan Bautista Ambrosetti, pero los estudios más recientes y la reconstrucción que demoró más de dos años (1978-80), estuvieron a cargo de Norberto Pelissero, por convenio entre el Gobierno de la Provincia de Tucumán (por entonces en tenebrosas manos, lo que es harina de otro costal) y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Este monumento arqueológico -ruinas restauradas y organizadas en museo- enseña mucho al visitante sobre una importante población indígena y sobre una época, y es el recuerdo de ciento treinta (130) años de resistencia contra la ocupación y evangelización española, tras algunos siglos de hacer lo propio contra el no menos opresivo imperio de los incas hasta que fueron doblegados en 1666 (Roberto J. Payró, recuerdo, ha narrado el episodio en una serie de novelas, de las que hacen parte 'Chamijo' y 'El Falso Inca').

Las viviendas que se ven en ese yacimiento pertenecían al pueblo Quilmes: huellas rectangulares y circulares que muestran los cimientos de las construcciones. Los quilmes mantuvieron su fortaleza desde el año 800 D.C. hasta esa derrota de 1666, y su número se calcula era de entre 3.000 y 5.000 personas. No sé si quedará alguno. Habían abandonado sus tierras en lo que hoy es el norte de Chile con el fin de evitar rendirse al conquistador inca o europeo (entre los Incas y los conquistadores llegados del otro lado de la Mar Océano no se sabe qué era peor, si a uno le había tocado no ser quichua ni español: véase para ilustrarse, y sólo por citar un libro breve, elemental, "El mundo de los Incas", por Felipe Cossio del Pomar, ed. FCE, México, Breviario nº205).

Cruzaron la cordillera de Los Andes llegando hasta ahí, lo que hoy es Amaicha del Valle de Santa María (o 'de Yocavil'). Los calchaquíes, población local de la zona, creyéndolos invasores, entablaron duras batallas con los quilmes, hasta que finalmente efectuaron acuerdos de paz, conviviendo en territorios vecinos y acabando por sufrir la misma suerte.

Es conocido para los argentinos bien formados en materias históricas el triste destino de sus pobladores, quienes hicieron parte de la rebelión Calchaquí (sus al principio enemigos, luego aliados), encabezada en el siglo XVII por el 'falso Inca' Pedro Bohórquez, y fueron derrotados. Recuperando una antigua tradición incaica (muchos de los medios de explotación y castigo del prójimo usados por las autoridades coloniales los encontraron funcionando ya en América y los tomaron prestados), los sobrevivientes (hombres, mujeres y niños) fueron obligados a hacer a pie el camino desde esos cerros a la llanura pampeana, arreados hasta las cercanías de la ciudad de la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora de los Buenos Aires (que así se llama la Capi), trayecto de más de mil quinientos kilómetros que hoy día si uno tiene la temeridad de hacerlo en automóvil, en ómnibus o en tren y prescindir del avión, así le quedan las asentaderas.

La mayoría de los quilmes murió en el camino. Los que constituían la pequeñísima minoría que sobrevivió a la travesía soportaron en el nuevo territorio el diferente clima, la orografía de la llanura (esa trampa de nuestra pampa, que promete libertad y puede hacernos perder en el infinito si no la conocemos), el maltrato de las autoridades coloniales, y fueron utilizados como esclavos hasta que terminaron de morir los últimos que quedaban en el pueblo que hoy lleva su nombre a pocos kilómetros de la hoy Capital Federal. Ese es el origen de la bonita ciudad de Santa María de los Quilmes, la "ciudad cervecera", sita a medio camino entre Buenos Aires y La Plata, donde está la fábrica famosa, hoy de la brasileña Brahma, otrora del padre de la cineasta María Luisa Bemberg, Otto.

Como verán, "Quilmes" es gente, el recuerdo de un pueblo desgraciado. Mucho más que una famosa cerveza que es uno de los emblemas de la Argentina y se puede llegar a beber en Europa (sé de algun@s individu@s de disolutas costumbres que se agarran unas "alegrías asistidas" temibles consumiéndola en la ciudad de Valencia, España, alternándola con Corona, Heineken y otras marcas menos prestigiosas; será - como les he hecho saber más de una vez - una venganza póstuma de las ánimas en pena de los castigados de 1666 ;-)). Y también mucho más que una importante ciudad de la Provincia de Buenos Aires.

Un enlace que tiene algo que ver: de dónde nos vino el quichua santiagueño, y otras historias de pueblos amerindios del NOA (NorOeste Argentino)



[In Birra Veritas]:-)))

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