miércoles, marzo 09, 2005

Marcial, VI, 35 + Paraíso, Infierno, Purgatorio y Laberinto porteños

Los abogados romanos litigaban en el Foro, donde de viva voz pronunciaban sus alegatos.
El uso del tiempo que se les concedía para sus piezas oratorias se medía con pequeñas clepsidras (relojes de agua). Se concedían, salvo excepcional mejor criterio del Juez interviniente, hasta tres de estas clepsidras.
Los letrados, además, se ayudaban con traguitos de agua tibia, para que sus castigadas gargantas soportaran la exigencia. El poeta latino Marcial (oído de boca de un muy latinista profesor en lejanos tiempos de la Facultad y reencontrado en el 2003 en un foro gracias a Luis, eximio latinista y helenista) nos informa acerca de otro castigo: el de los oídos y paciencia del público.

Marcial, VI, 35

Septem clepsydras magna tibi uoce petenti
arbiter inuitus, Cæciliane, dedit.

At tu multa diu dicis uitreisque tepentem
ampullis potas semisupinus aquam.

Vt tandem saties uocemque sitimque, rogamus
iam de clepsydra, Cæciliane, bibas.


(Traducción:
Siete clepsidras que pedías alzando la voz,
el árbitro, contra su voluntad, Ceciliano, te concedió.
Pero tú mucho más dices, al tiempo que
en botellas de vidrio bebes, medio recostado, agua tibia.
Para que sacies por fin verborragia y sed, te rogamos
ya que de la clepsidra, Ceciliano, bebas.)



Con paciencia, pueden buscar el original de este y otros muchos clásicos en su texto original en este enlace: The Latin Library .


PASAJE BAROLO

Narraré una historieta esotérica, justo yo que vengo a ser de los racionalistas. Se autorizan sonrisas, sorpresa e indignación. Esto parece fruto de mi desbordante imaginación, pero les juro que es cierto.

Bien: en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Monserrat, con entradas por las Avenidas de Mayo e Hipólito Yrigoyen, ambas a la altura del 1300, hay un pasaje comercial inaugurado hacia 1920 que encima tiene un impresionante conjunto de oficinas. Debiera, en una buena estructura urbanística, tener enfrente una plaza. Eso permitiría apreciar la belleza del conjunto de un modo mucho más adecuado, con más perspectiva. Para que se ubiquen: las cuadras de Buenos Aires van del 0 al 99, del 100 al 199, y así; en el caso de estas avenidas, que 'nacen' en el 'bajo', o sea la barranca hacia el Río de la Plata, y la numeración es creciente de este a oeste.-

Este edificio del que hablo es el palacio Barolo (nombre del poderoso industrial textil que lo financió, no recuerdo ahora si salteño o mendocino), casi gemelo del Palacio Salvo, de Montevideo. Lo construyó el arquitecto Mario Palanti, un lombardo medio chiflado, miembro de una cofradía relacionada creo que con la masonería, y que algunos años después regresó a Italia, ya con Mussolini de jefe de gobierno.

El Pasaje Barolo es un edificio concebido como una catedral europea del Medioevo, con una simbología alquímica y religiosa y respeto de la "sección aurea" y todas esas supersticiones sacralizadas a base de la magia del número. Estaba destinado a contener las cenizas del Dante (L' Alighieri), en vista de su posible pérdida como consecuencia de la inminencia de una nueva guerra europea, lo crean o no.

Tiene más de cien metros de altura y remata en un faro, al igual que el Palacio Salvo. Es Monumento Histórico Nacional y el edificio con ventanas de apoyaturas en imágenes de guerreros y dragones que se ve en la película "Highlander II", que se filmó en Buenos Aires.

Combina gótico y arquitectura religiosa islámica y brahmánica. Los arquitectos te dicen que es un ejemplo (frecuente en los Estados Unidos pero raro aquí) de arquitectura esotérica. El Barolo está, en efecto, plagado de alusiones a la Commedia.

1º) Las bujías del faro de la cúpula representan los nueve coros angelicales y la rosa mística.

2º) La Cruz del Sur se puede ver alineada con el eje del Palacio los primeros días de junio a las 19.45.

3º) El edificio está hecho sobre la base de la sección áurea y el número de oro. Así, se divide en tres partes: el Infierno, el Purgatorio y el Cielo: planta baja, pisos 1 a 14, y pisos 15 a 22, respectivamente. El Faro simboliza al Gran Arquitecto, Dios.

4º) Las bóvedas de acceso son nueve, que representan pasos y ceremonias iniciáticas y también coinciden con el número de las jerarquías infernales. Cada bóveda tiene pintadas frases latinas tomadas de nueve obras distintas, desde la Biblia a Virgilio; si uno levanta la vista, y se olvida de los libros, choripanes, golosinas, del Banco que funciona en la Planta Baja, etcetera, las puede apreciar. La cúpula dicen que reproduce la del templo tántrico de Budanishar, en la India, y representa la unión entre Dante y Beatrice Portinari.

5º) Los cantos de la Commedia son cien, igual que los cien metros de altura del edificio hasta el faro. La mayoría de los cantos del poema tienen 11 o 22 estrofas, y así los pisos del edificio están divididos en 11 módulos por frente y 22 módulos de oficinas por bloque. La altura es de 22 pisos. Este conjunto de números representa el círculo, que era la figura perfecta para Dante.

6º) Dante iba a ser puesto en la Planta Baja, bajo la bóveda central, en un sitio que está marcado con una disposición especial del pavimento, y que iba a tener encima un monumento funerario, para lo cual se ejecutó una estatua de bronce titulada "Ascensión" que, al menos en estado de maqueta o proyecto, está en Mar del Plata actualmente, y representa el espíritu del Dante apoyando sus pies sobre un cóndor que se lo lleva al Paraíso: o sea que la simbología esotérica era que el poeta iba a salir del Purgatorio de su poema en dirección al Paraíso pasando por la Cruz del Sur, desde la muy hispánica Avenida de Mayo. Ahí, cerca del teatro Avenida, de unas dependencias del Consulado español, de una de las sedes de San Lorenzo de Almagro, de los cafés y otros edificios y comercios de la paisanada. Es tan kitsch y tan intelectualmente onírico que sólo lo puede explicar para el grosero espíritu criollo la circunstancia de ser italiano el diseñador. "Remordimiento Italiano", bautizaron nuestros barulleros y chacotones abuelos al estilo particular de Marito Palanti.

¿Que no es posible?. ¡Todo es posible en la República Argentina!... ¿Lo van entendiendo a Borges, sin ir más lejos, y su idea de que "somos como un sueño"?


A falta de Virgilio o Beatrice que nos sirva de poético cicerone, dejemos que el afamado baquiano Don Filcar, alumno prestigioso de Don Peuser, ya fallecido, nos muestre la ruta apropiada desde la cosmogonía dantesca hacia los laberintos cretenses. Subamos al subte o -alternativamente- a algún bondi, y entre la turbulenta multitud porteña emprendamos el rumbo del oeste. Así llegaremos a

PARQUE CHAS

Buenos Aires tiene un verdadero y legendario laberinto borgiano del que es tan difícil salir como entrar. Los taxistas te piden por favor que no los hagas aventurarse en el interior del pequeño enclave, y prefieren dejarte en alguna de las avenidas perimetrales, o mejor dicho te dejan de prepo en alguna esquina de las afueras del barrio. Porque quien entra -dice la leyenda urbana- corre riesgo serio de no encontrar jamás manera de salir, ni siquiera con ayuda de los vecinos. Una nueva estación de la línea B del subte (inaugurada hace poco, prolongando así la vieja ferrovía subterránea de los años 30) puede llegar a paliar este problema de relativa incomunicación del barrio "maldito".

Las calles de la urbanización Parque Chas, sector laberíntico circular del barrio de Agronomía, a unas diez cuadras de la Estación Federico Lacroze y del Cementerio de la Chacarita (una ex chacra y residencia veraniega de los estudiantes de colegios jesuitas) constituyen un eslabón más hacia la dimensión desconocida. Se llama así porque se trazó en los años veinte sobre unas suertes de estancia que a finales de la colonia le habían sido adjudicadas por la Corona a la familia Chas. Además un miembro de esa familia, emparentada con Manuel Belgrano, fue el impulsor (bien que presionado por los vecinos y las autoridades) de la urbanizacion de esas zonas.

La urbanización se creó con la intención de poblar y civilizar un poco la zona, porque la vida por ahí era aún como en algunos cuentos de Borges, Arlt o Bioy. Y se respetaron los nombres de las calles ya existentes en su prolongación desde Chacarita y Villa Ortúzar, dos típicos paisajes borgianos: Burela, Altolaguirre, Andonaegui, Bucareli, Bauness, Ávalos, Gamarra, Torrent (todas calles paralelas a las Avenidas Triunvirato y de los Constituyentes), Ballivian, Giribone, Gándara, Navarro (paralelas a La Pampa, "larga como un beso").

Pero, como medida para facilitar la enajenación de los enormes latifundios que había por ahí, que sus dueños -principalmente el Dr. Chas- no vendían, porque especulaban con la expropiación estatal por utilidad pública, la municipalidad pícaramente les aumentó la tasa de alumbrado, barrido y limpieza a los lotes grandes. Así que lotearon, pero de modo tal que resultaron manzanas más chicas que las habituales de cien metros de lado. Y esa circunstancia dio lugar al trazado de otras muchas calles nuevas. A la Diagonal mayor, que relativamente permite salir de ese infierno topográfico se la llamó primero La Internacional y hoy B. Victorica. Los nombres elegidos en 1933 por el Concejo Deliberante con mayoría de los socialistas independientes: Ginebra, La Haya, Cádiz, Dublin, Londres, Berlin, Tréveris, Atenas, Liverpool, Varsovia, Constantinopla, Nápoles, Turín, Moscú, Belgrado, Estocolmo, Bucarest, Budapest, Oslo, Praga, Sofía, Copenhague, La Internacional, Hamburgo, Berna, Marsella. Fantasía geográfica no les faltaba a nuestros antepasados.

Si tenés la suerte de contar con un amigo o conocido o cliente en ese barrio, y te quedás una tarde en su casa o comercio, verás cómo un mismo peatón, o un mismo vehículo, e inclusive la motito del repartidor de la pizzería que parece una villa miseria sobre ruedas, pasa una y otra vez dando vueltas por adentro del barrio de calles circulares sin saber cómo salir. La nota divertida la dieron unos ladrones que asaltaron hace unos años a un comerciante del barrio y después empezaron a dar vueltas en redondo, porque no sabían cómo huir, y la Policía, que no sabía luego cómo llevarlos hasta la Comisaría, los capturó a las dos horas. Fueron célebres por un rato: había que ver por la tele cómo se reían los federales del patrullero que los portaban presos. Ignoramos si las sonrisas se debían a la satisfacción del deber cumplido o al haber encontrado por fin el camino de regreso a la taquería...

Bueno, ese es el laberinto del Minotauro porteño: Parque Chas. Poco menos que la verdadera Casa de Asterión.


Si se atreven, pónganle a Google u otro buscador "Pasaje Barolo" o "Parque Chas", y verán lo que es bueno, si antes no son abducidos a la Cuarta Dimensión. Ya lo dijo Andrés Calamaro: "Fabio Zerpa tiene razón..."

5 comentarios:

Anónimo dijo...

:P :P :P
mi super smiley... a ver qué decís ahora

La idea de Marcial es buena, pero creo que en estos tiempos darles de beber tinta sería un castigo como mucho más «ejemplar». A otros directamente los abandonaría una noche de julio en Parque Chas.
Saludos

Anónimo dijo...

Si tenía conocimiento sobre el pasaje Barolo y el edificio Dantesco. No conocía la historia de Parque Char, muy interesante.
Hace poco comentábamos con una alepha acerca del Edificio Cavanagh (se escribe así?), otrora el más alto de la ciudad. Ella afirmaba que también era un edificio esotérico pero me quedó la duda. Sabés algo de eso?

Me hiciste reir con la anécdota de los chorros. Que te atrapen por perdido...

Alfredo dijo...

Sole: sobre su emoticon, señora, ya no sé que más agregar. En cuanto a esa idea de abandonar a cierta gente en invierno en la casa porteña de Asterión creo habérsela oído a alguien en un cumpleaños.

Marcelo: no sé si lo del Cavanagh será también así, pero no me extrañaría, porque me ha tocado conocer algún que otro arquitecto interesado, sea por curiosidad de esteta, sea por otros motivos, en doctrinas esotéricas. No es que se las crean, pero si un cliente pide un edificio de determinadas características, paga bien, resulta estéticamente aceptable y no hay riesgos estructurales para la seguridad de quien lo habitará, me imagino que un profesional de la construcción le diseña nomás el edificio 'esotérico'. ¡Si uno ve cada decoraciones raras en algunas casas! ;-)
Lo del Barolo es, en efecto, muy sabido. Lo de Parque Chas es más bien una acumulación de humoradas surgidas de la bronca que te da perderte en ese barrio, pero es interesante -como bien decís- saber que ese trazado tiene su origen en un raro loteo hecho para zafar de la tasa municipal más elevada.

En unos días supongo agregaré algo más al blog. El día a día me está teniendo (por $uerte)repentinamente atareado.
Saludos

Anónimo dijo...

Saludos desde el otro lado del Atlántico, Alfredo. Ya le iré poniendo comentarios en el blog, y no se me olvidará responderle a su correo.
Le agradezco que me haya enlazado en un post anterior, a pesar de las diferencias políticas de mi web madre con usted. Aunque las ideas políticas de usted, en esta reaccionaria Europa, estarían bastante a la izquierda. Así que, aún no desespero de que nos veamos algún día en el mismo lado de la barricada. En las de Internet, parece que ya andamos.
Por cierto, los elogios a mis limitados conocimientos son exagerados, pero se agradecen.

Alfredo dijo...

Saludos desde este "otro lado", curioso lector. Una alegría verlo por aquí. También le adeudo algún comentario en su blog. Uno no puede evitar recorrer en la red sitios que reflejan esa "reaccionaria Europa" donde le toca vivir a usted y a vari@s amig@s.
Curiosamente, "El Otro Lado" (The Doors aparte) fue el nombre de un programa periodístico de nuestra tele estatal de los años noventa, casi un milagro por lo bueno que era, cuyo conductor-productor, muy joven entonces (tendría mi misma edad o poco menos) se suicidó luego, dicen que agobiado por las deudas que le generó ese emprendimiento. Gracias, curioso lector por, sin saber esto, haberme hecho acordar con gratitud de Fabián Polosecki ('Polo').

Si resulto yo abducido en Parque Chas o el Pasaje Barolo y caigo en otro tiempo histórico, por ejemplo cuando andrajosas hordas libertarias levantaban los adoquines de alguna avenida decimonónica para iniciar uno de tantos revolutis parisinos, acaso nos sorprendamos, viajeros de las ideas y de los sueños, del mismo lado 'políticamente incorrecto' ;-).
Un saludo